Todo tiene vida


Todo tiene vida, 
                                 el cero y la rana.
Se ríe una tiza,
y llora una goma,
una porque escribe,
otra porque borra.
Todo tiene vida,
sonrisa y palabra.
Y a todo tenemos
que decirle: ¡hola!
¿cómo estás?,
                               ¿qué tal?,
que duermas muy bien,
¡hala..., hasta mañana!
A todos, al lápiz,
a las zapatillas, al libro
de cuentos, al pez, al pijama...
Todos tienen vida,
silla, luna, mesa...,
y todos nos hablan.


Maquinaria de la vida


Mírate por dentro,
asómate un día,
verás qué paisajes
llevamos encima.
Dedica unas horas,
mírate sin prisa,
verás cuántos órganos
en plena armonía.
El corazón siente,
el pulmón respira
y mientras la sangre
transcurre tranquila.
Conócete, observa:
no es nada sencilla
esta maquinaria
que nos da la vida.
Cuídala y escúchala,
porque es gratuita,
y como una flor,
¡ay si se marchita!

Manifestación


Se subieron al cielo
con gigantes megáfonos:
¡Quien entienda una guerra,
que levante las manos!
Y sólo un presidente
y un rey refunfuñón
y un obispo reumático
y un fabricante de hambre
y un falso ecologista
y un inventor de marcas
y un coronel jorobo
y un vendedor de lágrimas
y un cazador de cuentos
y un dirigente enano
y el abuelo de un monstruo
levantaron el brazo.
(Bueno..., y unos buitres que iban
con pancartas carnívoras
esparciendo catarros)

Mariola


La Ratita Mariola
ya no es la misma,
ya no teje poemas...
y olvidó a su pandilla...
ya no quiere ni entrar
en queserías,
ni meterse en las bolsas
de peladillas.
Dice que tiene amigos
en internet,
y que habla a todas horas
y no sabe con quién.
El caso es que nos miente
o se ha vuelto tarumba,
porque de noche está
más sola que la una.
Qué más da que le digan:
¡¡¡¡ holaaaa Mariolaaaa,
muchos besos y abrazos
desde Colombia!!!!
Y sigue ensimismada -habla que habla-
con ratón, con teclado,
pero nadie la mima
ni está a su lado.
Ya se lo repetimos:
¡venga, Mariola...!,
vuelve con tus amigos,
que estás muy sola...
Siempre se lo decimos:
¡Anda, Mariola!
olvida la pantalla,
suelta el ratón,
deja esas sombras.
Vuelve a juntarte
con las ratonas.

Rojo



Una selección poética


Yo buscaba el color del corazón,
el color de la sangre, el color de las fresas,
el de las barras de carmín,
el de las manzanas muy maduras,
el de las crestas picudas de los gallos,
el rojo de los gorros de los gnomos,
el rojo rojo de Caperucita,
el de las faldas de las amapolas.

♥♥♥

Necesitaba rojo para sentirme entera,
rojo para plantar geranios en mis sueños,
rojo para el jarabe, para las mermeladas,
para el sabor de los pimientos,
rojo para los coloretes de las pompas
y para echarle a veces a las llamas
y a mis mejillas que siempre se sonrojan.

Rojo,
cuántas veces en rojo te soñaba...

♥♥♥

Uno nunca sabe dónde está el color de su vida,
uno nunca sabe cuánto rojo le espera.
Yo buscaba mi rojo en los claveles,
en las guindas, en los atardeceres,
en las señales de tráfico, en los brezos.

Rojo que fuera de grito,
rojo que no fuera de fábrica,
rojo que no fuera de guerra.

♥♥♥

Buscaba el rojo que se difuminara
con el rojo que tiñe tu belleza,
con el rojo que almuerzan los tomates,
con rojo sarampión, rojo frambuesa.

Y ya ves, a uno nunca sucede nada seguro,
yo buscaba y buscaba
y tú... rojo, mi rojo,
sobre la roja carne de una simple cereza.






Calendario


Había una semana
que no tenía días,
pues todas las horas
le salían vacías.
Y un mes sin semanas
y un año sin meses,
total ¿para qué?,
¿para lo de siempre?
¿Para ser un número,
para ser un viernes,
para ser de noche,
o no estar alegre?
No sé, yo lo entiendo
¿y tú qué prefieres,
ser un siglo inútil
o un bello repente?
¿Merece la pena
o no la merece?
Piénsalo y me dices
lo que te parece.


La ilusión


La ilusión es grande, redonda
y a veces se pinta y se pone rulos.
Se ilusiona el perro cuando come
un hueso.
Se ilusiona el sol cuando aparta
nubes.
Se ilusiona el cero cuando gana
al uno.
Se ilusiona el gallo cuando llega
el día.
Se ilusiona el sobre cuando entra
una carta.
Se ilusiona el árbol cuando sale
un fruto.
La ilusión es baja, con pecas, y trenzas,
y a veces se pone pantalones cortos,
y siempre se duerme sueña que te sueña
con que es muy pequeña, Pero crece mucho.



Y érase




Érase una luna
rechoncha y brillante,
hasta que dos hombres
lijaron su esmalte.
***
Y érase una estrella
fugaz, muy viajera,
hasta que unos reyes
la metieron presa.
***
Había un firmamento
de quietud inmensa y hermosos misterios
y lo exigió un príncipe
para su aposento.



Una ramita de sol de Asturias





que me recitan,
les debo un verso
o una ramita
de sol de Asturias.
Para que brille
en sus pupilas
y en sus armarios
y en su sonrisa.
A esas tres voces
que me 'poesían'
les mando cielo
y unas hojitas
de la hora bruja
que hoy florecía.
Y unos frasquitos
de salud líquida
que no caduca
y es infinita...
Para que vivan
vivan y vivan...

La vida


La vida es tan fácil
como una suma,
multiplícala tú,
que sólo hay una.
El mundo es, a veces,
algo tacaño;
réstale tú todo
lo que te haga daño.
La vida prefiere
que no dividas
aquello que sientas
de lo que digas.

Coplilla



Enterré a mi periquito

debajo de un limonero

y ahora nacen los limones

con lunares azul cielo.

Amoriquitos




-Periquita, quita el pico,

estás todo el día picando.

-Periquito, es que te quiero,

por eso te pico tanto.

Paquita la periquita

picotea el pico a Paco,

y a Paco lo pone loco

Paquita picoteando.

Pero el amor tiene pico,

el amor es como un pájaro.

Le gusta volar, ser libre

y enferma si lo enjaulamos.

Noche de Reyes


Ojalá los Reyes te hayan traído
todos los ingredientes para el cariño,
y que en las tardes largas de los domingos
amases ilusiones a tus amigos.
Ojalá hayan dejado risa y semillas
y nazcan carcajadas de margaritas.
Ojalá los camellos, tira que tira,
hayan llenado el aire de fantasía
y a partir de mañana, día tras día,
en el frío del mundo no haya rendijas.

Lidia en muchas voces



Hazme magia otra vez
-me pide Lidia.
Y con cerrar los ojos como hace el sueño,
con coserles dos alas a los deseos,
nos despierta en las manos toda la vida:
Una veces con uvas de nuestro huerto,
llenamos garrafones de fantasía;
otras veces con hilos que quedan sueltos
repasamos palabras descosidas.
Y alguna tarde que otra cuando hace viento
vamos hasta lo alto de una sonrisa
y lanzamos cometas con pensamientos
de los mismos colores que la alegría.
Sigue haciendo magia,
-repite Lidia.




Alumnos de 3er. grado del CP Guillén Lafuerza, Oviedo.
Realización: Alfonso Pascón

El miedo




El miedo no existe,
no tengo miedo.
Es un color oscuro
que se escapó de un cuento.
Y si piensa asustarme,
lo lleva claro,
si se pone muy negro,
yo le echo blanco.
El miedo no existe,
no tengo miedo,
para todas las cosas
hay un remedio.

Ramón no va al colegio




Jolines, a mi primo
le pusieron sombrero,
por tomar dos pastillas,
le cayó el pelo.
Se ríe como siempre,
pero está blanco;
mi tía Juana lo mira
y le dice:
qué guapo estás, mi vida,
qué guapo estás tan calvo.
A lo mejor se va
por una temporada,
para que el sol le ponga
morenita la cara.
Y si se encuentra a gusto
seguro que no vuelve,
pero yo en vacaciones
le prometí ir a verle.
Y si no lo encontrara,
lanzo cohetes,
con estrellas azules
y chispas verdes.
Es tan aventurero...,
que hasta igual se le ocurre,
cabalgar con sombrero
a lomos de una nube...

Lidia



Hazme magia otra vez
-me pide Lidia.
Y con cerrar los ojos como hace el sueño,
con coserles dos alas a los deseos,
nos despierta en las manos toda la vida:
Una veces con uvas de nuestro huerto,
llenamos garrafones de fantasía;
otras veces con hilos que quedan sueltos
repasamos palabras descosidas.
Y alguna tarde que otra cuando hace viento
vamos hasta lo alto de una sonrisa
y lanzamos cometas con pensamientos
de los mismos colores que la alegría.
Sigue haciendo magia,
-repite Lidia.

La hora bruja




Es una hora meiga.
Es una hora bruja.
Cerramos el mundo
y a nuestra burbuja.

No es porque sea fea,
o tenga verrugas,
o vuele en escoba,
o huela a tozuda.

Allí cocinamos
sopa de petunias
requemamos sueños
con versos y azúcar.

No es a media tarde
tampoco a la una,
es como a caballo
del siempre y del nunca.

Pero es un secreto
nuestra hora bruja,
es una hora vieja,
una hora mayuca.

En ella nos caben
la tierra y la luna
y armarios repletos
de viento, de bruma.

Miles de recetas
para travesuras
y cientos de planos
con mágicas rutas.

Subimos a montes,
cruzamos llanuras
y está prohibido
que nadie se aburra.

Nada de tristezas,
ni mentira alguna;
nada de enfadarse,
en la hora bruja.

En ella no hay prisa
ni penas ni dudas
ni miedo ni sustos
ni gripe ni culpas.

Procura encontrar
también tu hora bruja,
es como un jarabe
que todo lo cura.

Rizos




A Rizos le cuesta
subir la escalera
arrastra y le duelen
las patas traseras
y cuando le falta
casi ya el aliento
se queda parado
mirando a su dueño.

-Anda, por favor,
cógeme en el cuello-

Y el dueño le coge
y acaricia a Rizos
que es una madeja
de pelo y cariño,
y menea la cola,
le lame la cara
que es como los perros
suelen dar las gracias.

A Rizos le cuesta
bajar a la vida,
prefiere quedarse
tumbado en la silla.

Prefiere acabar
el hueso del tiempo
junto a un peluche
que es como él de viejo.

Quién diera a su ir y venir la quietud de tu alma




Cuando lloraba, entonces

yo le decía:

no llores,

         mira,

              ¿ves?,

por ti va y viene el mar

con olas a la tierra.

Tú lloras porque no la alcanzas

y ella porque no te llega.

(Para Reme)

Cumpleaños



María cumplió años
y nos coció bizcocho.
Vinieron sus amigos
a la casa, a las ocho.
Dicen los hombres sabios
que quien nace en un siete
nunca siente tristeza
y jamás envejece…
Se hizo una gran fiesta
debajo de los pinos
y cenamos croquetas
de versos octosílabos.
Y frases rebozadas
en caramelo ácido
y colas de adjetivos
con jugo de corsario.
De primer plato, ¡ummmm!,
anáforas asadas,
estaban exquisitas,
estaban gratinadas.
Y detrás un hipérbaton
-qué desorden, qué espanto-
primero los fiedeos, luego
el sabor y el caldo.
Y de postre una piña
y flores de reserva
y besos en almíbar
que ella tenía en conserva.
Marchamos muy, muy tarde
y le cantamos todos
y lanzamos confeti
y le soltamos globos.
¡Felicidad, María!
Los años no son nada…
El todo nos lo traen
un día y otro día…
Besos, besos, abrazos,
un buen tirón de orejas.
Ojala cumplas tantos
como quieras y sientas.

Gus





Ay, Gusana qué sola
se sintió bien temprano,
al ver vacío el hueco
de su Gusano.
En la misma manzana
cincuenta años...
cincuenta años durmiendo,
cincuenta paseando.
Juntos toda la vida,
Gusana con Gusano,
juntos a las lechugas,
juntos a higos pasos.
Ay, Gusana, qué pena
cuando estira los brazos
y no toca la barriga
de su Gusano.
Cincuenta años queriéndose,
cincuenta años casados,
cincuenta años, cincuenta,
hasta que se jubilaron.
Y ahora que iban a ir
de vacaciones a un plátano,
a un agujero nuevo
a orillas del verano...
¡A Gusano lo pisa
la pata de un caballo!
Ay, Gusana qué largos
se te hacen los sábados.
Gusano te diría:
¡Levántame ese ánimo!

No tengas pena




Una gatita mía
ya tiene pena
antes que bigotitos
y antes que orejas.
Gatita, si algo te duele
no le hagas caso,
para el dolor hay hierbas
que son payaso.
Gatita, eres muy joven
para estar triste,
la tristeza es más ancha
que una gripe.
Venga, gatita, anímate,
abre los ojos,
que hace día precioso
para ir de topos.
Venga, gatita mía,
que eres pequeña,
para estar enroscada
entre la pena.
Ay, mi gatita,
anímate, que todo pasa,
te prometo encontrar
dos musarañas.

Para tu hada del siempre




Para tu hada del siempre,
por si quiere un veraneo
por las tierras asturianas
muy al ladito de Oviedo.
El Castillo de Las Caldas,
otros dicen de Priorio,
a tu hada qué le importa
qué sea un nombre o sea otro...
Aquí podrá descansar,
tejer sueños a la sombra,
o cocinar historietas
o sacudir las alfombras...
Tiene torres, arboleda,
muros altos y un jardín
y bodegas, pasadizos
y oscurísimas mazmorras....

Soledad




La soledad es algo
que tiene cura;
y se quita más fácil
que la pintura.
Si están solos los árboles,
mueven los brazos,
y enseguida se posan
cientos de pájaros.
Si están solos los ríos,
van a la fuente,
y enseguida se bañan
en la corriente.
Si están solos los campos,
telefonean a mayo,
y grillos a montones
vienen pitando.
Yo nunca estaré solo
porque soy listo,
y quiero a mi familia
y a mis amigos.

Las horas




Rodrigo preguntaba:
¿qué son las horas?
Y su mamá le dijo:
como palomas.
Y Rodrigo insistía:
¿y los minutos?
Y ella le respondió:
son como sustos.
(Se sienten y no se ven
porque son repentinos y muy oscuros).
Pueden pasar muy pronto
o durar mucho.
Depende de cuánto tiempo
decida cada paloma
posarse
en cada uno.

Canción posible





Para Bius

A lo mejor serás un príncipe, muchacho,
y tienes un palacio grande como un siglo
y huéspedes que comen en tu mesa,
alumbrada con candelabros de oro,
manjares y grosellas.
Y un campo de lavanda para pensar las leyes.
A lo mejor, quién sabe, eres obrero
y vives en una casa humilde
con una puerta sólo
y algunos habitantes que te aman
y compartís un pez y un vaso de agua.
No importa, qué más da.
No importa que tú seas poderoso
o pequeño.
No importa que seas nada.
Envidiarán tu nada o tu excelencia.
Somos así los hombres.
Levantarás sospechas igualmente.
Y en tu infinito
soñarás que quisieras.
Que quisieras soñar, si fueras príncipe,
a lo mejor, con un abrazo de alguien
que te ama.
Si eres obrero, quién lo sabe, con un palacio
grande
y un campo de lavanda.

Funanlunista




María mira la luna,
que esta noche está muy grande,
está de funanlunista,
jugueteando en los cables.
María, María, escucha,
consígueme luz de alambre,
iré de estrella en estrella
hasta Méjico a buscarte.
Consígueme zapatillas
con pompones de lunares.
¿O me ves muy regordeta
para andar con malabares?

Sillabuela



La silla de mi abuela
ya ni se peina,
porque dice mi madre
que tiene pena.
Que mi abuela marchó
a encender estrellas.
Y la silla ni quiere
que suba Gata
le grita: ¡oye minina, bájate ya
que está ocupada!
Cuando vuelva la abuela
¡menudo embrollo!
porque es que ni nos deja
quitarle el polvo.

Flores de rima




A María
le gustaría
que fueran
páginas
todos los días
que fueran
versos
todas las horas
todas las nubes
todas las vistas.
Que en la solapa
de su camisa
llevara el tiempo
flores de rima.

Verde



No gastemos el verde.
¿Quién nos haría entonces aceitunas
cómo podrían criarse las orugas,
de qué iban a vivir los campesinos,
y los grillos, volverían en mayo
a dar conciertos?

Verde claro. Verde oscuro. Verde verde
verdadero.



Azul




Llévame hasta la mar, madre, llévame hasta la mar;
dicen que es muy azul
tan azul como tus gestos cuando me miras,
como el tic-tac de los relojes,
como tus sueños cuando me duermes,
como un príncipe encantado, como la magia.

Rojo




Buscaba el rojo que se difuminara
con el rojo que tiñe tu belleza,
con el rojo que almuerzan los tomates,
con rojo sarampión, rojo frambuesa.
Y ya ves, a uno nunca sucede nada
seguro,
yo buscaba y buscaba
y tú... rojo, mi rojo
sobre la roja carne de una simple cereza


Naranja




Naranja son los últimos deseos del
otoño,
naranja las caretas de noviembre y los
árboles,
naranja son los pétalos de alguna
margarita
y naranja el uniforme de muchos
gusanos.
No imagino una ardilla sin naranja,
¿y ustedes? piensen sin el naranja
en una mandarina, en una sopa de ajo,
en un planeta.


Amarillo






La luz de nuestras casas es de noche
amarilla,
las estrellas nos guiñan su pena en amarillo,
la infancia es amarilla cuando usa
flotadores,
y amarilla es la cofia de algunos tulipanes,
un campo de mostaza, las esponjas,
la cintura del plátano, la espiga,
la fama del aceite y los abrigos.
Todo puede ser nada, todo o amarillo.


Blanco





Nube. Nieve. Azucena.
Hablo en blanco y parezco el silencio.
Sin mí se quedarían huérfanos la leche
y el arroz,
poco favorecido el oso panda.
Blancanieves sin nombre,
las peladillas desnudas,
más tristes muchos cuadros
los pingüinos monótonos
y la luz no podría ser tan clara.


Lidia





Hazme magia otra vez
-me pide Lidia.
Y con cerrar los ojos como hace el sueño,
con coserles dos alas a los deseos,
nos despierta en las manos toda la vida:
Una veces con uvas de nuestro huerto,
llenamos garrafones de fantasía;
otras veces con hilos que quedan sueltos
repasamos palabras descosidas.
Y alguna tarde que otra cuando hace viento
vamos hasta lo alto de una sonrisa
y lanzamos cometas con pensamientos
de los mismos colores que la alegría.
Sigue haciendo magia,
-repite Lidia.

Érase




En ninguna parte,
érase una vez,
una gota de agua
que tenía sed.

Érase y no fue
en alguna parte
un libro tan corto
que se terminaba
sin que lo empezases.

Érase otra vez
en muchos lugares
un mapa con grandes
llanuras de harina
y molinos de hambre.